Saludo Martes 14 de Abril
Queridas familias y profesores:
Después de estos días tan especiales de la Semana Santa, en que cada familia a su modo ha vivido la resurrección del Señor, volvemos a la cotidianidad de este confinamiento y ausencia de clases. Y puede pasarnos que nos sentimos tan cansados, tan inútiles. Con tantos esfuerzos aparentemente fracasados, nos sentimos un poco payasos intentando solucionar este enorme problema, les invito a vivirlo como nos enseña San Rafael Arnaiz (autor del texto de los nabos).
“Había una vez un «tonto de circo» que cada vez que entraba en la «pista» se caía…, iba de aquí para allá, arrastrando sus enormes zapatos y con grandes esfuerzos lograba arreglar la esquina de la alfombra. Cuando ya creía que estaba bien, tropezaba en ella…, la volvía a arrugar y se caía…; sudaba…; su trabajo consistía en sacar una silla… Para ello se remangaba, se secaba el sudor de la frente con un enorme pañuelo, y como si arrastrara un enorme peso, sacaba a la pista la silla y, por último, se sentaba en ella. Todos se reían de él al ver lo orgulloso que se retiraba, creyendo que había ayudado a los demás a preparar los aparatos, alfombras y demás enseres que los artistas necesitaban para su trabajo. Yo conozco a un trapense que en la Trapa hace igual que el «tonto del circo», toda su actuación se reduce a un «hacer que hacemos», arrastrando los pies y secándose el sudor. Este pobre hombre hace reír a los ángeles que contemplan desde el cielo el espectáculo del mundo y, aunque no hace los arriesgados trabajos de los demás artistas, ni da «saltos mortales», ni ejercicios de fuerza, o «volteretas en el trapecio»…, ¿qué más da? ¡Si no sabe más que desarrugar las alfombras y con ello se gana los aplausos de los ángeles!”.
Ánimo familias, nunca seremos héroes anónimos ante nuestro Dios, Él ve cada intento, cada acto, cada victoria y, sí, también cada derrota y cada “payasada” de sus hijos muy amados.
Padre Javier Jaurrieta G.
HNSSC