Fiesta del Sagrado Corazón de Jesús: Consagración Nuevas Guardias de Honor y renovación Consagración del Colegio al Corazón de Jesús
Con motivo de la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, el viernes 28 de junio, durante la mañana, celebramos una Misa Solemne con todo el colegio.
Presidió la Eucaristía el Padre Javier Jaurrieta G. y en la homilía se refirió a la importancia de esta fiesta.
“¿Por qué adoramos el corazón de Jesús y no otra parte del cuerpo? Porque el corazón es el símbolo natural del amor (…) El corazón ama. Y por eso nosotros hablamos del corazón porque urge, queridos alumnos. Urge que nos enteremos que Dios ama al hombre. Es urgente esto. El mundo se está olvidando que es amado por Dios. El mundo se está olvidando de lo más importante: que Dios, por amor, dejó el cielo y se hizo hombre. Cogió un corazón humano y nos amó hasta el extremo de ser traspasado, de ser abierto. ¿Saben por qué este corazón está abierto? Para que vayamos y entremos dentro. Todos cabemos dentro de ese corazón. Entremos y enterémonos de que Dios es amor, el amor que nos seduce para que le sigamos cada día.
Y porque el colegio sabe que es lo más importante, vamos a hablar del Corazón de Jesús todos los días y a todas horas. Este corazón es lo que ilumina a la Iglesia. Es el sol que ilumina a la Iglesia. (…) ¿Se imaginan un mundo donde el corazón de Jesús esté eclipsado y no ilumine el mundo?
En el colegio hoy se invita a las niñas que quieren ser Guardias de Honor, a evitar que sea eclipsado el Corazón de Jesús. La Guardia de Honor es alguien que entiende que su vida es dejar que el Corazón de Jesús, sol que ilumina desde lo alto, ilumine al mundo entero, a través del testimonio de su vida y de su amor. Una Guardia de Honor va a estar acompañando, velando, cuidando esa luz, que es el Corazón de Cristo. Las Guardias de Honor nos indican que hay un amor eterno, que nunca se tiene que apagar, que no hay manera de eclipsarlo, un amor eterno, que es el amor del Corazón de Cristo. (…)
Así como, si el sol se apaga nos morimos de frío y la tierra se congela, de la misma manera, si el sol, que es el Corazón de Jesús se apaga, el colegio, el mundo, morirá de frío, porque no tendrá el calor del amor. (…)
Y estas guardias de honor que hoy se consagran son la alegría del colegio. Porque este mundo necesita de vuestra ayuda. (…)
En este día, el director del colegio se va a arrodillar delante de Jesucristo porque es el más importante de todos, no el director, sino que Jesucristo, y le va a entregar el colegio: Jesús: el colegio es tu problema, no el mío. Es tuyo, Tú tienes que cuidar de él, como el pastor que cuida a las ovejitas, especialmente a las perdidas. Jesús, Tú eres el director del colegio. Jesús es el jefe, a Él obedecemos, a Él queremos ser fieles. Él es el fin de la educación en el colegio. Todo lo que hacemos nace de ese corazón y tiende a ese corazón. Por esto esta consagración es lo más importante que hacemos en el colegio.
¿Y por qué? Porque no podemos, ni sabemos, llevar el colegio; nos equivocamos, ofendemos a las personas, y le decimos a Jesús: Nosotros somos un desastre, pero Tú no, no sabemos, pero Tú sí, no podemos, pero Tú eres el Todopoderoso. Por tanto, nosotros queremos solamente hacer lo que Tú nos digas. (…)
Por Él, este colegio miserable y pobre, se convierte en el mejor colegio del mundo, Por él, por Jesucristo, por la Omnipotencia del Corazón de Cristo. Y por eso estamos siempre tan contentos. Y por eso decimos “este colegio es el mejor del mundo”. Que todo el mundo se entere que este es el mejor colegio porque el director es Jesucristo, el Corazón de Jesús. (…)
Vamos a pedirle al Señor estas tres cosas:
- Que su Corazón sea siempre nombrado, mirado, honrado, venerado en este colegio.
- Que las Guardias de Honor se encarguen de cuidarlo, limpiarlo, que nunca se eclipse el corazón de Jesús.
- Y que cada año el director, sea quien sea, cuando sea, le entregue el colegio al Corazón de Jesús, para seguir luchando con esperanza de vivir y de mantener el mejor colegio del mundo, aquel cuyo director es el Corazón de Jesús”.
Luego de la homilía se consagraron las nuevas Guardias de Honor, 27 niñitas de 5° Básico, algunas profesoras y mamás del colegio, y recibieron la medalla que las caracteriza.
Ser Guardia de Honor consiste en ofrecer una hora del día, sin cambiar de ocupación, para amar, dar gloria y reparar al Corazón de Jesús. En esta “hora de guardia o de presencia” se ofrece el deber de estado de cada uno: trabajo, estudio, descanso, deporte, oración o sana diversión, en unión a la ofrenda de Cristo al Padre, para su gloria y salvación de nuestros hermanos. Vivir la “hora de guardia” hace que, a la larga, nos vayamos acostumbrando a sentir la presencia y cercanía de Jesús en nuestra vida, que así se llena de sentido.
Junto a esta práctica, las alumnas del colegio como expresión de su amor y ternura con el Corazón de Jesús en la Eucaristía, se dedican a cuidar todo lo que rodea el culto que el colegio rinde al Amor de los amores: se encargan de los trabajos para la sacristía y, cada jueves, se reúnen en el Oratorio para cantar a Cristo el himno de las Guardias de Honor.
Antes de la comunión, el director Alberto Vial E., de rodillas en un reclinatorio colocado especialmente frente al altar, renovó la Consagración del Colegio al Sagrado Corazón de Jesús.
Al terminar la misa, las nuevas Guardias de Honor y sus papás celebraron con un rico ágape en la biblioteca, preparado especialmente para la ocasión.