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Mayo 2018

Este mes está todo iluminado por el eterno amor de Dios que se manifiesta en la Eucaristía, y como se dice en la liturgia: “Oh Dios, de quien tenemos hambre y sed, os rogamos que nos saciemos con tu dulzura; para que este sacrificio, que te ofrecemos con las solemnidades del Cuerpo de Cristo, no sólo nos haga limpios de los delitos en la presente vida, sino que después nos levante a la felicidad eterna con todos los santos”.

Todas las actividades del colegio, como la vida cristiana misma, nacen de la eucaristía como de su fuente y tienden a ella como a su fin. Si la misión de la educación es formar al hombre perfecto según la medida de Cristo, es en la eucaristía donde encontramos todo lo necesario para cumplir con este mandato educativo que nos señala la iglesia. Somos conscientes que en la edad de la adolescencia rebelde los alumnos se preguntan por qué tenemos misa los primeros viernes, el día del Corpus y otras que están presentes en la pedagogía del colegio, pero la objeción misma se resuelve sabiendo qué es educar, cuál es el fin de la educación y cuáles son los medios más eficaces para lograrlo, cosa que al final nos conduce siempre a Jesucristo, realmente presente, con su cuerpo y sangre, alma y divinidad en la sagrada Eucaristía, adorada y comida por los sedientos que anhelan la perfección y la vida eterna.

Este mes tiene lugar las Olimpiadas Familiares, una instancia deportiva y familiar que cada año nos alegra el corazón y hace que seamos más unidos en torno al proyecto educativo del colegio.

Reiteramos la invitación para las jornadas de familia el tercer sábado de cada mes, ya que hemos de afianzar la familia en lo que es y lanzarla hacia adelante con la esperanza de ser como faros en la noche en medio de una sociedad que no protege la familia. Así como hay quien construye casas, o da de comer a los necesitados, también estamos llamado a ser testimonio de que la familia es la esperanza de la sociedad.

Que todos podamos vivir estos días de Pascua con el corazón alegre por la victoria de Cristo resucitado vencedor del pecado y de la muerte.

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