Saludo Lunes 28 de Septiembre
Queridos profesores y familias del colegio:
En este tiempo en que nos encontramos «en un que sí, que no» respecto al confinamiento y las cosas que ahora podemos hacer sin dejar las que ya teníamos, conviene no olvidar que «La oración es luz del alma, verdadero conocimiento de Dios, mediadora entre Dios y los hombres. Por ella nuestro espíritu, elevado hasta el cielo, abraza a Dios con abrazos inefables, deseando la leche divina, como un niño que, llorando, llama a su madre; por ella nuestro espíritu espera el cumplimiento de sus propios anhelos y recibe unos bienes que superan todo lo natural y visible.
La oración viene a ser una venerable mensajera nuestra ante Dios, alegra nuestro espíritu, aquieta nuestro ánimo. Me refiero, en efecto, a aquella oración que no consiste en palabras, sino más bien en el deseo de Dios, en una piedad inefable, que no procede de los hombres, sino de la gracia divina, acerca de la cual dice el Apóstol: Nosotros no sabemos pedir como conviene, pero el Espíritu mismo aboga por nosotros con gemidos que no pueden ser expresados en palabras» (San Juan Crisóstomo).
Que Dios les bendiga.
Padre Javier Jaurrieta G. HNSSC