Saludo Martes 9 de Junio
Queridos profesores y familias del colegio:
Entramos en la semana del Corpus Christi, semana grande y a la vez muy triste. Grande porque Jesús sigue estando entre nosotros en tantos sagrarios y sabemos que el sacrificio de la misa sigue ofreciéndose cada día por nosotros; triste, porque el Señor está sólo, porque no podemos recibirle ni adorarle, porque somos conscientes de que durante este tiempo sin sacramentos nuestra fe se puede apagar y nuestra caridad enfriar.
Dice San Pedro Julian Eymard: “Con la Eucaristía el cristiano se encuentra bien en todas partes y puede prescindir de todo porque posee a Jesucristo. No hay destierro para quien está con Él, ni hay cárcel para quien vive con Él. El cristiano sólo teme una desgracia: la de perder a Jesucristo, la de perder la Eucaristía”. Esta desgracia, de alguna manera, nos ha llegado y ya no podemos acercarnos al Amor de los amores, al Dios vivo realmente presente en el sacramento para darnos la vida eterna.
Por otro lado, como decía, somos conscientes del peligro que trae para la fe y la caridad el verse apartado de los sacramentos. El mismo santo lo expresa así: “la debilitación del reinado eucarístico trae consigo la decadencia, y la ausencia de este reinado es esclavitud, tinieblas de muerte, la noche horrible del sepulcro. Sin la Eucaristía ya no hay sol ni vida; hombres y pueblos viven como bestias nocturnas que buscan furtivamente su pasto, huyen de la luz y se ocultan en cavernas salvajes: ¡tienen miedo de Dios!”. Sorprende como no pocos santos expresan la misma idea cada uno a su modo, sin eucaristía no hay virtud.
Es por ello que les animo a pedir a la Virgen, con insistencia e intensidad, la gracia de no perder, es más, de crecer, en nuestro amor a Jesús eucaristía y la de poder volver pronto a entrar en los templos para adorar a Jesucristo y recibirle a Él y, con Él, la vida eterna de la que tenemos tanta hambre y sed.
Espero que este no sea un mensaje muy negativo, sólo quiero que viendo la necesidad que tenemos de la eucaristía para vencer todo temor en esta vida y crecer en santidad, la pidamos al cielo con mucha, mucha insistencia, ella es la que nos ha librado del dominio de la ley y dado a vivir en la libertad de los hijos de Dios.
Me despido de ustedes con un abrazo grande, que Dios les bendiga y la Virgen les cuide.
Padre Josep Vives G. HNSSC