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Saludo Miércoles 20 de Mayo

Queridos profesores y familias:

No faltan en este tiempo pequeños y grandes sacrificios… aprendamos a vivirlos, como nos enseña san Agustín:

«Mi sacrificio es un espíritu quebrantado; un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias. Este es el sacrificio que has de ofrecer. No busques en el rebaño, no prepares navíos para navegar hasta las más lejanas tierras a buscar perfumes. Busca en tu corazón la ofrenda grata a Dios. El corazón es lo que hay que quebrantar. Y no temas perder el corazón al quebrantarlo, pues dice también el salmo: Oh Dios, crea en mí un corazón puro. Para que sea creado este corazón puro, hay que quebrantar antes el impuro

Sintamos disgusto de nosotros mismos cuando pecamos, ya que el pecado disgusta a Dios. Y ya que no estamos libres de pecado, por lo menos asemejémonos a Dios en nuestro disgusto por lo que a él le disgusta. Así tu voluntad coincide en algo con la de Dios, en cuanto que te disgusta lo mismo que odia tu Hacedor.»

Siguiendo estas enseñanzas de los santos padres caminamos por caminos seguros.

Padre Javier Jaurrieta G.

HNSSC

 

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