Diciembre 2021
Aún estamos celebrando con alegría el Mes de María, cuando diciembre nos recibe con la fiesta de la Inmaculada Concepción y el inicio del tiempo de Adviento; tiempo de espera que nos sirve de ejemplo en nuestra tarea educativa: hemos de aprender a esperar, a amar el bien esperado, que, aunque sea arduo, al final, cuando lo poseemos, nos llena de gozo verdadero, como nos llenará de gozo el nacimiento de Enmanuel, Dios con nosotros.
En este tiempo las actividades del colegio se multiplican:
Los 3º y 4° Básicos tendrán su tan esperada expedición, que les abre el corazón a la belleza, al bien y a la verdad de la creación de Dios conocida por la razón; que les enseña el asombro y el agradecimiento, y les llama a cuidar la naturaleza como un regalo de Dios al servicio de la santidad del hombre.
El viaje de los III Medios, en el que queremos hacer algo diferente, que ayude a formar a nuestros alumnos, los saque de los lugares comunes y los haga crecer profundamente en la verdadera amistad, según lo que es propio a la dignidad del hombre.
Es también el momento para agradecer a los IV Medios, ahora que egresan, su estancia en el colegio. Ha sido un regalo su vida con nosotros y pedimos a Dios que, en su nuevo camino, sean hombres y mujeres que busquen incansablemente la verdad, apoyados en el amor del corazón de Jesús. Ya saben que esta será siempre su casa. Agradecer también a todos los profesores que durante estos años se entregaron para educar a esta generación.
Finalizando el año académico nos reunimos por ciclos para agradecer a Dios por todo lo recibido y para reconocer a quienes sus cursos han elegido como mejor compañero. Esperamos que cada uno de ellos cuide y haga crecer en sí los dones que hoy lo hacen merecer este premio.
Durante los primeros días de vacaciones, el colegio ofrece los campamentos de verano en los que, mezclando actividades lúdicas, de formación y de crecimiento espiritual, los jóvenes aprovechan esos días en una amistad profunda que les alegra el corazón. Alumnos mayores y exalumnos voluntariamente se ofrecen para, con su ayuda y trabajo, transmitir lo que ellos a su vez han recibido.
Aprovechamos las últimas palabras para desearles una feliz Navidad. Que la venida del niño Dios no pase desapercibida, ni se mundanice una fiesta que es esencialmente religiosa. Preparemos nuestros corazones y nuestras casas para celebrar la Navidad, porque la fiesta es expresión de la alegría que impresiona a todos los que la celebran, penetra en los corazones y, con la celebración litúrgica, se convierte en parte de nuestra vida.